Por Heidi Swinton
En la larga vida de discipulado y liderazgo del presidente Thomas S. Monson, él enseñó y ejemplificó las verdades fundamentales del Evangelio; elevó, escuchó, aconsejó, confió y compartió experiencias personales, siempre con un solo fin: fomentar la fe en el Señor Jesucristo, Su evangelio y Sus caminos. El decimosexto Presidente de la Iglesia determinó que entre las lecciones más importantes que vamos a aprender se encuentran las que “nos ayudan a distinguir entre lo que es importante y lo que no lo es”.
Con su inimitable estilo en oratoria, se ganó el cariño de millones de personas al enseñar lecciones de vida y demostró fortaleza espiritual y de carácter. Hay cinco temas, entre los muchos que aparecen en su mensaje, que condujeron a “Encontrar gozo en el trayecto”.
Creer en la expiación de Jesucristo
“Yo creo que ninguno de nosotros puede comprender la trascendencia total de lo que Cristo hizo por nosotros en Getsemaní, pero agradezco cada día de mi vida Su sacrificio expiatorio por nosotros.
“A último momento Él podría haberse arrepentido, pero no lo hizo. Descendió debajo de todo para salvar todas las cosas. Al hacerlo, Él nos concedió vida después de esta existencia mortal. Él nos reivindicó de la caída de Adán… Él aseguró nuestra salvación”.
Thomas S. Monson hizo uso de la palabra como nuevo Presidente de la Iglesia el 4 de febrero de 2008. Fotografía por August Miller, Deseret News.
Orar siempre
“No se nos puso en esta tierra para que caminásemos solos. ¡Qué fuente extraordinaria de poder, de fortaleza y de consuelo está al alcance de cada uno de nosotros! Aquél que nos conoce mejor que lo que nos conocemos a nosotros mismos, Aquél que ve el panorama entero y que conoce el fin desde el principio nos ha asegurado que Él estará allí para brindarnos ayuda si tan sólo la pedimos. Tenemos la promesa: ‘… orad siempre, sed creyentes, y todas las cosas obrarán juntamente para vuestro bien’”.
Servir de buen grado
“El servicio al que todos hemos sido llamados [es] el servicio del Señor Jesucristo. A lo largo del sendero de la vida, observarán que no son los únicos viajeros. Hay otras personas que necesitan su ayuda; hay pasos que afirmar, manos que estrechar para brindarles ayuda, mentes que alentar, corazones que inspirar y almas que salvar”.
Mostrar amor
“Lo que es más importante casi siempre se relaciona con las personas a nuestro alrededor. Con frecuencia suponemos que ellos deben saber cuánto los queremos; pero nunca debemos suponerlo; debemos hacérselo saber… Nunca nos lamentaremos por las palabras de bondad que digamos ni el afecto que demostremos; más bien, nos lamentaremos si omitimos esas cosas en nuestra interacción con aquellos que son los que más nos importan”.
El presidente Thomas S. Monson sale de una sesión de la Conferencia General de abril de 2010 rodeando con el brazo a uno de sus nietos.
Cumplir tu deber
“Tenemos la responsabilidad, sí, el deber solemne, de influir en todos aquellos a quienes se nos ha llamado a tender una mano de ayuda. Tenemos el deber de guiarlos hasta el reino celestial de Dios… Que nos esforcemos para rescatar a los que necesiten nuestra ayuda y nuestro amor”.
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