A menudo, cuando pensamos en la Expiación de nuestro Salvador, pensamos en cómo podemos usar más plenamente su poder en nuestras vidas. Pero el élder Jeffrey R. Holland compartió recientemente en Facebook cómo la Expiación del Salvador puede cambiar la forma en que entendemos nuestros roles como discípulos de Jesucristo:
Me gustaría hablar sobre el tema de la expiación del Salvador. Si entiendo la doctrina correctamente, en la experiencia de la Expiación, Cristo sufrió de forma vicaria (y soportó la carga de) los pecados, pesares, problemas y lágrimas de todo el género humano, desde Adán y Eva hasta el fin del mundo. En esto, Él mismo no pecó en realidad, pero sintió el dolor y las consecuencias de los que sí lo hicieron.
Él no experimentó personalmente la ruptura de un matrimonio, pero sintió el dolor y las consecuencias de los que sí lo han hecho. Él no experimentó personalmente una violación, esquizofrenia, cáncer o la pérdida de un hijo pero sintió el dolor y las consecuencias de los que sí lo han hecho, y así sucesivamente, y durante la letanía de las cargas de la vida y los corazones quebrantados.
Esa visión de cómo funciona la Expiación nos señala el único ejemplo divino de empatía que el mundo jamás ha conocido. Evidentemente, no hay una palabra que haga justicia al acto más trascendental del universo, pero no tengo una alternativa mejor, así que usaré esta.
La empatía se define como “la acción de entender…y experimentar de forma vicaria los sentimientos, pensamientos y experiencias de otros, tanto del pasado como del presente”. Como ya se ha señalado, realmente es una afirmación razonablemente buena del proceso expiatorio, sobre todo si agregamos “futuro” al “pasado” y al “presente”. Sentir lo que Él sintió, andar por donde Él anduvo, experimentar lo que Él experimentó y preocuparse de la forma en que Él se preocupó, es la única forma de discipulado que entiendo. Ruego que nos esforcemos para ser tales discípulos.
Fuente: Página en Facebook de Elder Holland.
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