¿Todo pasa por algo? ¿Verdadero o Falso?





A menudo he escuchado decir a las personas las típicas frases: "Todo pasa por algo", "Todo sucede por alguna razón" o "Las coincidencias no existen". Si bien es extremadamente difícil determinar si estas expresiones son ciertas, con este análisis espero poder acercar al lector a una reflexión más profunda que permita mayor claridad en el tema.

Cabe mencionar que las tres expresiones son muy categóricas, al usar palabras como "Todo" o "no existen", que comunican algo extremo y excluyente.

Para empezar conviene recordar el concepto de albedrío que a veces se le ha llamado libre albedrío. Se trata de un don que se nos entregó, mediante el cual tenemos el poder y capacidad de elegir lo que deseemos hacer, dejando en claro que las consecuencias no las podemos elegir, ya que las consecuencias siempre vienen determinadas por reacciones de las partes involucradas en una decisión o elección previa, y muchas veces responden también al ejercicio del albedrío de otra persona o ser, el cual no puede ser conducido a nuestra manera.


Por otra parte es bueno que consideremos lo que significa "algo" cuando alguien dice "todo pasa por algo". Entiendo que lo que se quiere decir es que, cualquier cosa que pase, sea lo que sea, un suceso bueno o malo o "neutro", hermoso o feo, tiene una razón de suceder y no aconteció sólo por coincidencia.

Finalmente conviene tener en mente lo que es una coincidencia. En el contexto usado, coincidencia se podría definir como un acto fortuito o casual, es decir, sin causa aparente o al menos desconociendo la causa, que no se debe a una intervención intencionada ni a una necesidad natural y que por lo tanto no se puede predecir ni tampoco evitar.

Ahora, adentrándonos en el tema en cuestión, si sólo tuviéramos que considerar el don del albedrío que implica opciones a elegir, podríamos tajantemente decir que  todo pasa por alguna razón, pues las elecciones son pensadas, y si no lo fueran, por ejemplo, si se tirara un moneda al aire para decidir qué hacer, ese mismo acto de azar también sería una razón válida y explicable para decir por qué se decidió tal cosa. Si vemos esto mismo desde el punto de vista de las coincidencias, tendríamos que suponer que las acciones que yo haga no están vinculadas en ningún sentido con el entorno, y por lo tanto,  que haga lo que yo haga, haga lo que haga cualquier persona, o suceda lo que suceda en cualquier lugar, eso no está relacionado con que esté sucediendo algo, haya sucedido, o vaya a suceder algo que "pareciera estar vinculado". Es decir, si yo me fui a vivir a otra ciudad y me casé ahí, no tendría por qué significar que mi decisión de irme a vivir allá estaba predicha por un destino, el cual me llevaría a casarme con la persona con la que me tenía que casar. Y entiendo que a eso las personas se refieren cuando mencionan "algo" en la frase "todo pasa por algo". A un "algo" que implica un suceso que estaba prácticamente escrito. 

Entonces, ahora, conviene analizar un poco el concepto de destino.

Dentro de nuestra fe, no creemos que existe un destino prefijado sobre el cual el don del albedrío no tenga poder o injerencia alguna. Si se trata el destino como un concepto resultante de las acciones que van modelando el futuro, entonces por supuesto que sí creemos en el destino, pues estaríamos hablando de que el destino se va formando en base a nuestras decisiones y claramente en base a los efectos de estas decisiones. De ese modo, destino significaría lo que sucede cuando uno se va de viaje, sabiendo ya el destino por haber comprado un boleto que marca el lugar de destino. Sin embargo, podría bajarse antes y no llegar al lugar, u ocurrir un accidente, etc. En otras palabras, creemos en un destino que puede tener infinitas posibilidades basadas en decisiones propias o eventos externos. Moralmente hablando, creemos que nuestro destino eterno y glorioso será el que podamos ganar en base a nuestro uso correcto del albedrío según los mandamientos fijados por nuestro Padre Celestial (el cual voluntariamente elegimos seguir), y también en base a la gracia de Cristo que nos da lo que necesitamos y que no fuimos capaces de lograr por nosotros mismos por las limitaciones de nuestro estado mortal.

Consideremos un ejemplo de las escrituras. Cuando Saríah se había quejado ante Lehi porque sus hijos no volvían tras haber regresado a buscar las planchas, Lehi la consoló, y en parte sus palabras fueron: "Sé que soy hombre visionario, porque si no hubiera visto las cosas de Dios en una visión, no habría conocido su bondad, sino que hubiera permanecido en Jerusalén y perecido con mis hermanos". Aquí entendemos que sí hubo un suceso con causa evidente, para nada coincidencia. La frase "si no hubiera", implica que había otra opción, que él también podría haber tomado. Ahora, ¿podemos pensar que si Lehi no hubiera decidido quedarse en Jerusalén habría muerto y no habría venido nadie a América y no tendríamos ningún registro como El Libro de Mormón? Para nada. El Señor se vale de medios que no comprendemos para lograr su propósito. Probablemente el Señor se habría valido de otra persona, quizás algunos de sus hijos, u otro profeta. Pero una obra mayor que seguramente el Señor tenía en mente para el futuro cumplimiento de las profecías sobre la simiente de José, no podría verse truncada sólo por una mala decisión de Lehi. En este caso, Lehi fue obediente y el "si no hubiera" no es más que una suposición pasada.


Recordemos a José de Egipto quien fue vendido como esclavo. ¿Podría alguien imaginarse en ese momento que ese desechado esclavo, más tarde fue líder en Egipto y libró a su familia, cumpliendo una promesa de Jehová? Podemos asegurar que la venta y encarcelamiento de José no fueron una coincidencia. Había una razón de este doloroso y traumante acercamiento a Egipto y quizás, en la condición de José, empezar de esclavo era una de las pocas opciones, dadas las circunstancias, para llegar a ser grande en tierras enemigas.

También tenemos las citas de muchos profetas, incluido al Presidente Monson, que han dicho que sus vidas están llenas de actos que se fueron entrelazando con un propósito.

Tras los ejemplos expuestos, ¿podemos decir de forma concluyente que no hay coincidencias y que todo pasa por algo? Yo no me atrevería, pues como expliqué, estos sucesos podrían no haber acontecido, o haber acontecido con otras personas o herramientas, para cumplir otros grandes propósitos de Dios. Es muy difícil, por no decir imposible, que exista un combinación perfecta entre lo que quiere Dios, lo que quiero yo, lo que quieren los demás, y lo que sucede naturalmente. Esta combinación o unidad perfecta podría existir solamente si no existiera una capacidad de escoger libremente, y si el destino se tratara de algo estrictamente prescrito.

Así que lo más acertado sería no ser extremos en el pensamiento. Creo que así como hay muchísimos actos que han sucedido por alguna razón, también debe haber muchos actos que han sucedido de forma fortuita, sobre todo actos que podríamos denominar como pequeños, por ejemplo, levantarse a las 8 o a las 8:05, comprarse un reloj o un traje, etc. Si bien somos libres de elegir, es posible que estas elecciones no vengan acompañadas por un propósito mayor.

Finalmente, si consideramos ese "algo" o esa "razón" como una causa para toda acción, en ese sentido sí podemos creer que todo pasa por algo. Por ejemplo, si elegí comprarme un reloj en vez de un traje, podría haber sido porque pensé que un traje era muy caro según lo que me disponía a gastar. Y el "todo pasa por algo" sería explicado, en que esto pasó porque no tenía más dinero. O si alguien me insultó, es porque estaba enojado, o si yo hice una buena obra, fue porque me lo propuse. En ese sentido afirmo al igual que muchas personas que todo pasa por algún motivo. Pero si pensamos que cualquier detalle sucedido pasó por una razón profunda ligada a un propósito mayor, no deberíamos exagerar y decir absolutamente sí, pues efectivamente las coincidencias también existen, y todas estas son parte del estado terrenal y producto del albedrío.

Fuente: Hernán Felipe Toledo


Comparte mediante los botones y comenta con Facebook más abajo

Hernán Felipe Toledo

MBA, Ingeniero, viajero, creador de comunidades y amante de difundir inspiración. Actualmente sirve en la Presidencia de Estaca.

Comenta con Facebook

Publicar un comentario

  1. Las decisiones que tomamos traen sus consecuencias, entonces, la mayoría de las cosas que nos pasantes son precisamente consecuencias, pero, muchas veces también he sentido como mi Padre Celestial me ha protegido y ha abierto puertas a mis pruebas y todo lo lleva en Sus manos para mi bien, sin ninguna duda. Gracias por el artículo. Feliz día.

    ResponderBorrar
  2. creo que cuando la gente menciona esa frase "todo pasa por algo" es porque están vulnerables en ese sentido y desconocen lo que ha pasado, acaba de pasar o va a pasar o suceder..ponen su confianza en Dios al dejar todo en sus manos y decir esa frase que como dije creo que esta arraigada a que nuestra inteligencia no es la inteligencia de Dios, entonces reconocen en ese momento el desconcierto de lo que pasa, ha pasado o que pasará? por así decirlo acuden al Señor, creo que ahí también se ve reflejado nuestras decisiones, cuando elegimos optar por acercando a Dios el Señor nos muestra, nos da revelación acerca de ese tema y nos da entendimiento..saludos muy buena reflexión

    ResponderBorrar
Artículo Anterior Artículo Siguiente

Formulario de contacto