La Iglesia ha tomado en serio el COVID-19. ¿Qué puedo hacer yo para Apoyar y Prevenir?




Por Hernán Felipe Toledo

La Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días, a través de su Profeta, consejeros y apóstoles, ha determinado medidas mundiales que han llegado a cada rincón de las ciudades en donde la iglesia está, para apoyar a los gobiernos en cada acción de prevención.

En muchos países ya está la restricción de cuarentena general. En prácticamente todos, están suspendidos los eventos masivos, y muchos establecimientos de asistencia frecuente están cerrando sus puertas.

Decisiones de la Iglesia

En cuanto a la Iglesia, primero se anunció que la Conferencia General sería sin asistencia física tanto en el centro de conferencias como en los centros de estaca. Acto seguido se suspendieron todas las reuniones de la Iglesia generales y locales, incluidas las de adoración dominical. También las medidas incluyeron los templos, en donde por ahora sólo se podrá realizar ordenanzas personales agendando previamente. Es decir, toda obra vicaria está suspendida.

Aún así, muchos comentarios que se leen en las redes sociales, de miembros y no miembros de la Iglesia, continúan afirmando exageración por parte de la Iglesia y por parte de los gobiernos. Invitamos a todos a observar lo rápido que bajan las estadísticas de contagio en los países que han tomado medidas estrictas. La prevención entre comillas "exagerada" ha resultado en la minimización de la propagación del Coronavirus.

Como miembros de La Iglesia tenemos un testimonio de que, cuando el Profeta habla de forma inspirada, el debate ahí termina. Y decisiones a macronivel, él nunca las tomaría de forma antojadiza o sin un análisis y reflexión espiritual constante, y por supuesto, sin haberle preguntado al Señor. La Primera Presidencia así lo hizo y es el camino que el Señor quiere para la Iglesia y el mundo.

¿De Qué Preocuparnos?

Es cierto que puede ser deprimente el status de aislamiento social y comercial. No acostumbramos vivirlo. Hay cierta tristeza e impotencia en ello. Pero, ¿qué podemos hacer para sentirnos optimistas por el futuro, tal como nos invitó el Profeta?

Si estamos enfermos, debemos cuidarnos verdaderamente y seguir indicaciones médicas. Y aunque estemos enfermos o sanos, tenemos que pensar en primer lugar en las demás personas y no sembrar el caos o el pánico, que suelen ser sentimientos fáciles de encontrar en medio de la desesperación. 

Al pensar en las muertes que ya han sucedido, recordamos la fragilidad del hombre y la importancia de la vida. Aunque no sepamos si este virus nació casual o de una manera organizada, incluso con responsabilidad humana, lo cierto es que el virus está ahí, muy cerca. Por ello es importante la cooperación. 

Y en una perspectiva frontal, he aprendido de personas muy sabias que "no debemos preocuparnos extremadamente por cosas de las cuales no tenemos el control", en este caso, por ejemplo, el virus en sí (que por mí mismo no puedo eliminar), las decisiones de las distintas autoridades, las restricciones del mercado, entre muchas más. Es mucho más sabio preocuparnos por lo que sí podemos controlar, es decir, nuestro cuidado personal, la situación de nuestras familias y comunidades, obedecer los decretos sanitarios, comprar alimentos e insumos necesarios, etc. Y con respecto a esto, la madurez es esencial. Muchos han visto comprar cientos de unidades de papel higiénico para su familia. Está bien que queramos almacenar, pero no reaccionemos con esa desesperación que literalmente roba las oportunidades del necesitado que tenemos a nuestro lado en la sociedad en que vivimos. La empatía se convierte en el atributo de convivencia perfecto.

Entonces ¿Cómo aprovechar la Crisis a nuestro favor?

El Élder Allan F. Packer dijo: "Cuando los vientos soplan y las lluvias caen, soplan y caen sobre todos. Aquellos que han construido sus cimientos sobre la roca en vez de la arena sobrevivirán las tormentas."

Los principios de autocontrol y autosuficiencia que los profetas nos han enseñado, son ese cimiento rocoso. Aún no es tarde para construirlo en sus dos principales dimensiones: Espiritual y Temporal.

El Presidente Nelson ha dicho que siente optimismo para el futuro. Es nuestra necesidad también sentir ese optimismo y darle una vuelta  a las circunstancia para mirarlas como una oportunidad de progreso.

No nos podemos reunir cada domingo, entonces ¿cómo puedo transformar eso en algo positivo? Pues de varias formas, y quizás la principal es transformar esto a una oportunidad de conversión y construcción de un fundamento seguro, en nuestros propios hogares. La invitación del Presidente Nelson, casi desde el primer momento como profeta fue centrar la Iglesia en el hogar. Y no ha sido simplemente una ocurrencia genial, sino revelación divina.

Nuestra invitación se suma a este principio y añade a nuestro prójimo. Seamos respetuosos y volvamos a brindar comunidad generosa.

Richard Hendrick ha dicho con respecto a estos tiempos:
Dicen que en las calles vacías de Assisi la gente está cantando desde sus casas y sus balcones manteniendo sus ventanas abiertas para que los que estén solos puedan escuchar las voces de las familias a su alrededor.
Dicen que un hotel en el oeste de Irlanda ofrece comidas gratis y las entrega a domicilio.
Hoy una joven que conozco que está ocupada repartiendo volantes por el barrio, con su número de teléfono, para que los ancianos puedan tener a alguien a quien llamar.
Hay iglesias, sinagogas, mezquitas y templos que se están preparando para dar la bienvenida y proteger a los desamparados, enfermos y cansados.
En todo el mundo la gente se está desacelerando y reflexionando.
En todo el mundo, las personas miran a sus vecinos de una manera nueva.
En todo el mundo la gente está despertando a una nueva realidad. A lo grande que realmente somos. A mirar el poco control que tenemos realmente. A lo que realmente importa: AMAR.
Entonces oramos y recordamos que...Sí, hay miedo, pero no tiene que haber odio. Sí, hay aislamiento, pero no tiene que haber soledad. Sí, hay compras de pánico, pero no tiene que haber egoísmo. Sí, hay enfermedad, pero no tiene que haber enfermedad del alma. Sí, incluso hay muerte, pero siempre puede haber un nuevo renacimiento.
Tratemos de ser como Cristo, sembrando la paz y brindando caridad. Es probable que en nuestros barrios o ramas haya hermanos que no puedan salir para abastecerse. Es probable que existan familias que están desesperadas. Habrá hermanos que necesiten consuelo, necesiten trabajo o necesiten medicamentos. Quizás estemos recluidos y muy aparte unos de otros, pero si tomamos las precauciones y somos ordenados, podremos ofrecer ayuda e ir al rescate de estas familias. La actitud de servicio es la que se necesita en estos días de agitación.

El objetivo, que debería ser el mismo para todos, es detener la propagación del COVID-19. Sabemos que es posible y como Santos de los Últimos Días estamos en el mundo para ayudar a lograrlo. Seamos ejemplos de obediencia, fe, paz y positivismo. Levantemos las manos caídas y si nuestros propios corazones están desfallecidos, volquemos nuestra alma al Padre Celestial, quien de seguro nos enviará su Espíritu para nuestra serenidad y fortaleza.

Fuente: Artículo de Hernán Felipe Toledo, Director de Enlace De Fe

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Hernán Felipe Toledo

Ingeniero, viajero, creador de comunidades y amante de difundir inspiración. Actualmente sirve en una Presidencia de Estaca.

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